...la esperanza de la razón exiliada...

...las palabras ya no salen de la boca,
pues nos hemos vuelto mudos;
los sonidos ya no se detectan por el oído,
pues nos hemos vuelto sordos;
las imágenes ya no se perciben por los ojos,
pues nos hemos vuelto ciegos;
los olores ya no se captan por el olfato,
pues ya no respiramos;
las texturas ya no se aprecian por el tacto,
pues ya hemos fallecido;
los pensamientos se han disuelto como vapor,
sin embargo siguen flotando sobre la superficie de nuestra mente,
como gotas que caen del cielo;
los sentimientos siguen vigentes en lo podrido de nuestros cuerpos,
pero a pesar de todo nuestro corazón continúa palpitando,
como fuerza volcánica en erupción;
nuestra alma sigue pegada al cuerpo,
gritando por salir al mundo,
aferrándose a la existencia;
la esencia de nuestro espíritu sigue en vigor,
pero durmiendo en un gran letargo,
es hora de despertarla;
alma y espíritu, el mundo los espera,
es tiempo de emprender la marcha fúnebre de nuestros cuerpos,
para comenzar a recuperar el aliento por la vida...