sábado, 26 de diciembre de 2009

Ojos de fuego

Los ríos pútridos fluctuaban sobre el valle sombrío, los danzantes de la noche mataban con feroces muecas infernales. Yo, sentada bajo un árbol iluminado por la lámpara celeste, observaba las fechorías de aquellas bestiales criaturas. Debajo de sus pieles ensombrecidas se escondían un par de canicas de fuego junto con unos colmillos de metal amarillento, su olor era repugnante. De pronto una de ellas, acercó sus pasos hacia mí, y pasando su lengua sobre mi mejilla izquierda, me tomó del cuello. No mostré miedo, detrás de mi espalda ocultaba un afilado puñal a punto de penetrar la asquerosa garganta de aquel espécimen de las tinieblas. De pronto, para mi asombro, sus ojos se tornaron en azul perla, sus facciones, a las de un apuesto caballero que me sonreía y hablaba con afable voz. Mi entendimiento no maniobraba correctamente, estaba embelesada por su belleza descomunal. Dejé caer el puñal sobre la hierba, sus labios envolvieron los míos. Cerré mis ojos, todo estaba transformándose en un abismo negro. Músculos y nervios comenzaban a paralizarse. La muerte en vigilia me esperaba.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

“Atrapado”

Dentro de un lóbrego y denso bosque, mis pasos se tornaban acelerados con una mudez indescriptible. Mi corazón, danzando al ritmo de las manecillas del reloj, explotaba en miles de partículas incrustándose en la superficie de mi memoria. Todo era negro, frío, lejano. Me detuve por unos momentos, una gota comenzaba a brotar de mi ojo izquierdo hasta morir en mis labios, en mis pensamientos, la imagen de un beso transformándose en recuerdo, un recuerdo convirtiéndose en llanto. No había estrellas ni luna, solo yo y el abismo sepulcral de mis lamentaciones, sombras del inframundo de mi conciencia. De pronto, mi vista abrió sus ventanas con lentitud, la realidad había cambiado. Mis lágrimas se volvieron sudor, la noche en sol. Una imperiosa pesadilla había acontecido, mientras que en las paredes de mi celda encefálica deambulaba el retrato fantasmal de mi amada, inscribiéndose en letras grandes sus caricias en lo subterráneo de mi espíritu y de mi cama emanando el perfume delirante de su piel.

viernes, 11 de diciembre de 2009

"Segundos que se van"

¿Cuántos millones de segundos
le restan a mi existencia?,
¿cuántos amaneceres?,
¿cuántas lunas?

La vida se mece
sobre la cuerda floja del tiempo,
recuerdos y sonrisas
de ayeres lejanos,
experiencias y vivencias
de una criatura pensante, soñadora.

Vivir es aprender
en el tiempo de la incertidumbre,
la creacion y desarollo
de sueños imposibles.