viernes, 6 de junio de 2008

...desolación en la luna...

…sentir mis lagrimas
sobre mi frágil rostro,
como si fueran sangre,
sangre derramada
por los tremendos disparos
acontecidos un par de horas atrás;
el dolor navega bajo la superficie
de mi inquebrantable alma,
mis ojos hinchados contemplan el tiempo
al ritmo de la melodía con olor a sufrimiento,
palabras hirientes resonando
por los nervios de mi sistema
tocando los tambores
con desdén en mi cerebro,
mis manos mudas
escribiendo mi sentir en trozos de pensamiento,
un pensamiento enredoso
con sabor a irrefutable tristeza
escondiéndose en las faldas de la luna
con sed de miedo, amargura, angustia,
en medio de la nada,
sin ninguna alma alrededor,
solo yo y mi rimbombante desconsuelo ineludible,
hambrienta por un coloquio tangible
con algún ser de mi índole paradójica,
queriendo compartir este sufrimiento,
más sin embargo,
es cuando me percato de mi egoísmo,
y combato en mis adentros
con ese demonio perdurable,
el yo que habita en él,
¿cómo luchar contra algo propio?,
¿algo que se esconde
en el mismo espejo del alma?,
un pequeño silencio se asoma
en el impetuoso momento,
arrastrándome a un cúmulo de sollozos,
mientras que un fragmento de mi espíritu
me da la fuerza y la sabiduría necesaria
para contrarrestar a ese demonio malhechor,
cazador de la tranquilidad
y felicidad de mi existencia,
debo regresarlo a su jaula
y encerrarlo con cadenas,
pues no me es permitido darle santa muerte,
porque él es una rebanada de mi propia carne,
y si tuviera la capacidad para desarrollar dicho acto,
sería un suicidio inmediato,
sería como darme por vencida ante la vida,
ante la misma existencia...
han pasado los minutos,
me siento más sosegada,
contemplo una extraña sensación de armonía
en mi porción de músculo más vulnerable:
mi corazón,
el sufrimiento sigue ahí,
pero es parte de lo que me mantiene con vida
sobre la faz de este pedazo de tierra
que nos vio nacer,
siendo pieza de una espantosa y cruel cruzada,
en la cual nos hundimos
para después salir triunfantes hacia la superficie,
con la frente en alto,
con las alas extendidas,
como un buen vencedor y perdedor,
¡sintiéndome viva de nueva cuenta!,
regresando así al eterno ciclo del equilibrio…

1 comentario:

Anónimo dijo...

me agrada... me agrada porque... no tiene las típicas rimas forzadas que un novato intenta poner para que se escuche bien... jijiji
me trendrás que dar tips para escribir así.. eeehh!!

Atte
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